Medjugorje, pueblo convertido

Yucatecas cuentan su experiencia en una peregrinación.
“Viajar a Medjugorje es algo que la Virgen te regala”, afirma Celia Pino de Regil de Paredes al relatar cómo se convirtió en una peregrina del santuario de Nuestra Señora de La Paz, ubicado en Bosnia Herzegovina.

“Cuando me invitaron, mi primera reacción fue negativa, pero mi hija me convenció de que si había la oportunidad de conocer el santuario era porque la Virgen así lo quería”.

Así, Celia se integró a un grupo de yucatecos que salió de Mérida el 25 de noviembre de 2008 a Medjugorje, donde presuntamente la Virgen se aparece desde junio de 1981. Retornaron a Mérida el 4 de diciembre.

Las peregrinas aterrizaron en la localidad costera de Dubrovnik, Croacia, y de allí tomaron un camión para un viaje de tres horas hacia Medjugorje.

“La travesía por la montaña fue maravillosa, pues uno ve hermosos paisajes”, recuerda Claudina Cervera Calero, otra peregrina yucateca.

Las visitantes se hospedaron en pensiones porque no hay hoteles. “Allí toda la gente es buena, no hace falta policía”, dicen. “En esa población toda la gente se convirtió al catolicismo desde las primeras apariciones. La imagen de la Virgen está fijada incluso en los bancos y los empleados oyen misa en radios portátiles”, agregan.

Las yucatecas subieron al Podbdro, el monte pedregoso de 300 metros de altura donde presuntamente la Virgen se apareció a los niños Ivanka Ivankovic, Mirjana Dragicevic, Vicka Ivankovic, Iván Dragicevic, Iván Ivankovic y Milka Pavlovic. Pero no tuvieron la oportunidad de escalar el cerro el día que Mirjana, hoy de 44 años, debía ver a la Virgen, porque llovió y el camino se volvió lodoso y peligroso. En cambio, la Virgen se apareció en el sótano de la casa de Mirjana, que se atiborró con cien peregrinos de todo el mundo. “Vi los ojos de esa mujer y transmitían paz”, recuerda Nidia Frías Martínez de Góngora. “Mucha gente quería tocarla y ella sólo sonreía”, recuerda Nidia, quien no entendió ni una palabra de la vidente hasta que las tradujo un sacerdote italiano que habla español.

“Cuando ella pasó junto a mí, la toqué e inexplicablemente el rosario que tenía yo en el cuello quedó hirviendo”, relata.

Al momento de la supuesta aparición, la vidente se puso de rodillas. “Sólo ella podía ver a la Virgen, pero nosotros experimentábamos algo inexplicable. Yo tenía preparado lo que iba a decir cuando sea el momento, pero no pude porque mi mente quedó en blanco”, cuenta Jénnifer Gil de Jiménez, coordinadora de “Familias de oración”, que organiza la próxima peregrinación al santuario.

Fuente: Diario de Yucatán