El misterio de Medjugorje - Cuatro Milenio

Quien desea vivir una experiencia mística y espiritual que trasciende lo cotidiano, sin duda puede hallarla en Medjugorje, pero no basta con eso. Lo importante es el después, como puede sucedernos al término de un retiro o encuentro de espiritualidad prolongados. Y en el después, está el vivir el día a día tratando de encarnar el Evangelio. Como me dijera el padre Slavko, «lo importante no es el lugar, sino llegar a vivir el mensaje de amor y de paz». Y los mensajes de Medjugorje vale la pena tenerlos en cuenta, quedándonos
con aquello que nos sea de utilidad para nuestro crecimiento personal y camino de encuentro con Dios, de acuerdo al momento de nuestra vida. Sobre todo, por que son «mensajes concretos para el mundo de hoy». Un mundo vacío de Dios, secularizado, racionalista, indiferente y escéptico que, si bien no encuentra respuestas trascendentes para su existencia en la horizontalidad de su vida terrena, tampoco eleva la mirada hacia la verticalidad del camino del encuentro con el Absoluto y su misterio. Ante este panorama, los mensajes de Medjugorje, parecen querer clarificarnos cuál debe ser nuestra actitud: «Se han quedado vacíos y sus corazones se han vuelto duros y sin amor por los sufrimientos de su prójimo. Yo los estoy instruyendo y les muestro que el querido Padre los ha amado, pero ustedes no lo han amado a él. Él sacrificó a su Hijo por la salvación de ustedes. Mientras ustedes no amen, no llegarán a conocer el amor de su Padre…Y no tengan miedo, hijos míos, porque en el amor no hay temor. Si sus corazones están abiertos al Padre y llenos de amor hacia él, ¿por qué temer entonces lo que habrá de venir? Quienes no aman tienen miedo, porque esperan el castigo y porque saben cuan vacíos y endurecidos están».